Comentario al Evangelio del V Domingo de Pascua Ojea: “Buscar la vedad para poder servir a los demás según aquello que Dios me da”

Mons. Oscar Ojea
Mons. Oscar Ojea

“Estar bien dentro de Cristo, injertados en él, no estando ocasionalmente, sino permaneciendo”

“Cumpliendo este mandamiento del amor yo soy coherente con este permanecer en él”

“Para poder servir de verdad a los hermanos, necesitamos estar profundamente en Cristo, ser una sola cosa con él”

En su reflexión del V Domingo del Tiempo de Pascua, el obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Mons. Oscar Ojea, comenzó recordando que “La alegoría de la vid y los sarmientos en el Evangelio de este domingo es tomada por el Concilio Vaticano II para hablar sobre la Iglesia, sobre este gran misterio de comunión con Cristo que formamos todos. Todos formamos parte de este árbol, somos sus ramas y dentro nuestro circula la misma savia, que es el Espíritu Santo, por el bautismo hemos sido injertados en Cristo”.

La-vid-y-los-sarmientos

Permanezcan en mí

Recordando las palabras del Evangelio: Permanezcan en mí”, Ojea recordó que “este verbo se repite continuamente en este texto del Evangelio, que es estar bien dentro de Cristo, injertados en él, no estando ocasionalmente, sino permaneciendo”. Ante eso lanzó varias preguntas: “Y, ¿cómo hace el sarmiento para permanecer en la vid? ¿Cómo hacemos nosotros para permanecer en Cristo y ser una sola cosa con él? ¿Cómo hacer para configurarnos con Cristo?”.

La respuesta es “a través del cumplimiento de sus mandamientos, principalmente el mandamiento del amor. Cumpliendo este mandamiento del amor yo soy coherente con este permanecer en él”. Para reforzar su afirmación citó las palabras de la carta de San Juan: “Hijitos míos no amemos con la palabra y con la lengua, sino con obras y de verdad”, pidiendo que “seamos coherentes”.

Crecer en el conocimiento

Reflexionando sobre la realidad argentina, señaló que “Yo veía el otro día la marcha de los jóvenes en pro de las universidades, esa marcha multitudinaria, y reflexionaba: qué profundo es en el ser humano esta necesidad de saber, de crecer en el conocimiento; qué necesidad profunda”. Ojea citó a Aristóteles, que decía: “Todos los seres humanos tienden naturalmente a saber, a aprender, porque la búsqueda de la verdad está profundamente metida en la mente y en el corazón de todos los seres humanos”.

Ante esa afirmación se preguntó: “pero ¿por qué? ¿para qué esta búsqueda de la verdad, esta necesidad de crecer en el conocimiento de la verdad?”, a lo que respondió: “para poder servir a los demás según aquello que Dios me da. Dentro de ese árbol yo tengo una función, yo soy dentro de las ramas un sarmiento que tiene talentos propios para tener que desarrollar y el estudio ayuda muchísimo a poder desarrollar los talentos para servir a los demás”.

Finalmente hizo ver que “para poder servir de verdad a los hermanos, necesitamos estar profundamente en Cristo, ser una sola cosa con él. Esto se alimenta con la oración, con los sacramentos y con la coherencia de vida”. El obispo argentino animó a pedir al Señor, “esa coherencia de vida para que todo aquello que aprendamos, toda esta búsqueda de la verdad esté orientada siempre al servicio del bien común”, pidiendo “que el señor así nos lo conceda”.

Volver arriba