Yo soy la vid, ustedes los sarmientos... Permanezcan en mi amor... Quien permanezca en mí dará mucho fruto..." Contemplando esta hermosa alegoría en el evangelio según Juan, se me llena el corazón de sentimientos e imágenes consoladoras y amorosas. Estoy orando delante de un diminuto jardín lleno de lirios y, esta explosión de perfume, color y belleza me pone en comunión con la comparación que hace Jesús de sí mismo: La Vid. No un árbol alto y frondoso; erguido y vertical; sino el bejuco fuerte y maleable que se extiende de forma horizontal, formando círculos y espirales, abrazando las cercas y enramadas con sus múltiples sarmientos, que a su vez, preñados de la savia vital, se coronan de racimos jugosos, dulces y sabrosos, para alegrar la Fiesta...¡Qué hermosa imagen, femenina y maternal: nos presenta hoy Jesús de Nazareth!