Miércoles o domingo, mas de barro bendición Barro bendecido con Aliento de Vida

Aliento de Vida, del polvo me resucitará

Un liturgista puntilloso discutía con agentes de pastoral del Centro Internacional Católico Tokiense (CTIC). Recomendaba imponer las cenizas solamente el miércoles al comienzo de la cuaresma e insistía en observar la liturgia prescrita. En las misas en lengua extranjera -inglés, español, portugués-, aumentaba el número de participantes que solicitaban dicho ritual cuaresmal. Ante la división de opiniones hubo que aclarar: en un día u otro, con un ritual u otro, lo importante es que sea bendición de personas que agradecen ser barro bendecido y se viven enviadas a bendecir y ser bendecidas. El texto siguiente reproduce la homilía sobre el “barro bendecido”).

   Buenas tardes hermanas y hermanos. Reunidos aquí al comienzo de la Cuaresma vamos a celebrar la Eucaristía según la liturgia del “Miércoles de ceniza”: mal llamado así, pues se debería llamar mejor “Miércoles de Ceniza y Agua bendita” O, mucho mejor aún, “Miércoles del barro bendecido”.

   Porque eso es lo que celebramos, que somos polvo y barro, pero polvo y barro bendecido por el soplo de vida: el Aliento de Vida que este barro ha recibido y que le hace vivir y morir hacia la Vida. Por eso hoy reconoceremos que somos barro y agradeceremos estar llenos de Espíritu de Vida. Con esto está todo dicho y podríamos pasar ya a la media hora de meditación en silencio antes de la celebración de la Misa. Pero permítanme que me alargue unos minutos más para recordar lo que sabemos sobre este misterio del barro bendecido.

   Por mi parte agradezco la oportunidad de compartir con ustedes este rato de oración. Algunas personas vienen de vuelta de un día de trabajo y, a mitad de camino, se han detenido aquí para esta escasa hora y media de Retiro, y después tendrán otro rato largo de apreturas en los trenes de vuelta a casa. Pero no les diré que esa sea una pequeña penitencia, sino más bien que ese rato de dormitar en el tren durante la hora punta sea una prolongación del Retiro para agradecer el Anuncio de la Buena Noticia. Incluso de pie y agarrados a la barra de seguridad nos podemos quedar medio dormidos en el tren musitando la estrofa: barro eres, mas barro bendecido; polvo sois, dijo Quevedo, mas polvo enamorado.

   No diremos solamente como se lee en Genesis 3, 19: polvo eres y al polvo volverás. Será mejor repetir lo que se lee en Genesis 2, 7: El Señor Dios modeló al ser humano de arcillla del suelo, sopló en su nariz aliento de vida, y ese barro se convirtió en ser vivo.

   En la misa de hoy, que será breve y sencilla, pero muy sentida, la primera lectura será solamente ese par de líneas (quede esto entre nosotros, que no se entere el comité de liturgia ni los “canonistas” de marras...). Tras el silencio responsorial, la segunda lectura será solamente un par de líneas de san Pablo, en Corintios II, 4, 6-7 y 4, 16-17 Somos vasijas frágiles de arcilla, pero llevamos dentro un tesoro de fuerza divina de vida... nuestro exterior se va deshaciendo cuando envejecemos, pero nuestro interior se va renovando de día en día.

   En la oración para bendecir las cenizas (o barro y polvo) con las aspersión del agua bendita, símbolo del Aliento de Vida del Espíritu Santo, repetiré estas palabras de vida. En la imposición sobre vuestras cabezas recitaré: Recuerda que eres barro con soplo del Aliento de Vida, tu barro vuelve al barro pero tu aliento de vida no puede morir, sino vuelve a Dios para vivir eternamente. Con gratitud y alegría podéis responder: Reconozco que, aunque soy barro, del barro de muerte me resucitarán hacia la Vida de la vida.

   Hasta aquí la invitación a la oración, pasemos a continuación esta media hora de silencio interior y pidamos la gracia de convertirnos a la Buena Noticia: el anuncio de que quien me come vivirá por mí:  Quien come mi vida y vive mi muerte no puede morir sino vivirá para siempre conmigo. Como el Padre que me envió vive y yo vivo por ÉL (Juan 6, 56-57)

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